viernes, 30 de diciembre de 2011

FELIÇ 2012


 Me lo he propuesto y no desistiré bruixeta meva,,,, amoR meu,,,, el mes gran i millor tresor que podia tenir,,,,

perque TESTIMO



Sempre teu

SiR

viernes, 23 de diciembre de 2011

BON NADAL = FELIZ NAVIDAD






Te espero así amoR meu
mmmmmmmmmmmmmmmmm

TESTIMO

bruixeta,,,,amant,,,,sumisa,,,,
el meu unic,,,,gran i millor tresor

Sempre teu

SiR

martes, 20 de diciembre de 2011

Per tu amoR meu,,,,

Un poema encerrado dentro de un poema

dejando los corazones abrazados en unas letrasa través de las hojas caidas y en la luna más bellaen una historia de amor que atravesó la niebla.
Besos colgados en lo alto de una noche tan negra,
donde una melodía suena en el tiempo de los tiempos,
susurrando en nuestras manos mil y un sentimiento
en un abrazo y en un beso eterno en las estrellas.


Y el agua sigue cayendo sin mojar nuestra alma
en mil brillos de colores, en mil besos rotos
saboreando el aire salino del mar que nos empapa,
jugando con olas encrestadas y con caracolas grises.


Guardando en cada una de ellas el brillo de nuestros ojos,
en esta historia incompleta que se ha formado en la niebla
cuando quedó la última hoja de otoño resistiendose a caer
tocando los primeros pétalos abiertos de otra época.


Melodía de otoño en nuestros corazones encerrados en el verso,abriendo cuarenta mil pasos allá en la lejanìa del universo guardando entre mil llaves todos los secretos y recuerdos donde empieza a humear el olvido, entre notas de color sepia.




Disfrutalo mi amoR
TESTIMO i TESTIMARE sempre


SiR

martes, 13 de diciembre de 2011

SUEÑOS Y DESEOS



Mi sueño,,,, TÚ,,,,  amoR meu


Mi deseo,,,, TÚ,,,, buixeta meva,,,, el meu gran tresor,,,,




TESTIMO amb tot el meu cor
Sempre teu
SiR

sábado, 10 de diciembre de 2011

La perra del cuarto oscuro

Si se cliclea encima del título o del nombre del autor vas a su página.Un relato muy excitante,,,, morboso .Como lo he vivido y disfrutado me ha parecido interesante transportarlo aquí para vuestra lectura.


La perra del cuarto oscuro


Se lo había hecho notar a mi esclava en la barra del bar: -“Detrás de ti, hay una mujer que me gusta, su cara me dice mucho, estoy seguro de que es una perra”.

Observé a esta mujer durante un rato, era atractiva de entre 35 o 40 años, parecía estar sola pero luego apareció un tipo que podía ser su pareja o acompañante. Este hombre no le pegaba nada a aquella mujer, de apariencia más joven, daba la impresión de estar poco interesado en ella y andaba de aquí para allá a la búsqueda de otras posibilidades.

La noche había sido para nosotros entretenida. Procuramos que lo sea cada vez que acudimos a un lugar de ambiente liberal, aunque no siempre con los resultados apetecidos. Resulta curioso como hay gente que acude a sitios de ambiente liberal sin haberse liberado previamente de prejuicios y tabúes. Si lo pienso puedo entenderlo, pero es que no quiero pensar cuando las cosas pueden hacerse libremente y con gusto, en el fondo todo es más sencillo de cómo a veces lo hacemos. Quizás ese quiero y no puedo, que les hace ir a sitios donde luego no comparten lo que allí se practica, sea un tipo de perversión que aún no conozco a fondo; sí, quizás sea eso.

Al final nos decidimos por acercarnos al cuarto oscuro, que en realidad no lo es tanto porque la luz de una sala contigua se filtra por lo huecos practicados en la pared que permiten satisfacer el placer de mirar, haciendo que el ambiente sea lo suficientemente anónimo e íntimo pero permitiendo cierto grado de visibilidad una vez que las retinas se han adaptado.
El lugar estaba lleno de gente. Nos detuvimos en la puerta porque en ese momento no se podía avanzar. La mezcla de olores compuesta de perfumes, sudor y sexo tenía como banda sonora los gemidos que, en distintos tonos, llegaban de todos los rincones de la sala.

Cuando los ojos se hicieron a la penumbra comenzamos a percibir las formas de los cuerpos enredados unos con otros. Parecía que todos los hombres y mujeres que había en esa sala formaban un solo grupo donde las manos iban de un cuerpo a otro, las bocas se exploraban o alcanzaban un pecho, una polla o cualquier otra parte de un cuerpo que lamer.

Una pareja abandonó la estancia, tuvimos que movernos para dejarles pasar. En ese momento pareció que se hacía un reajuste de espacios en el interior y aprovechamos para situarnos. Entonces la vi. Justo al lado de la puerta, pegada a la pared estaba la mujer que me había llamado la atención horas antes en la barra del bar. Un hombre la sobaba y, a su lado, estaba el tipo que supuse era pareja o acompañante de aquella mujer, entretenido en meter mano a otra.

Indiqué a mi esclava que se situase junto a la mujer, yo me acerqué a ella. El hombre que la sobaba parecía estar masturbándola, alargué mi brazo hasta tocar el rostro de la mujer con mis dedos, la acaricié y busqué sus labios. Entreabrió su boca y le metí un par de dedos que ella lamió, entonces me miró. Saqué los dedos de su boca y pasé mi mano por su nuca atrayéndola hasta que mis labios encontraron los suyos, su boca recibió mi lengua al tiempo que me rodeaba con sus brazos. El tipo que la tocaba recibió el mensaje y se apartó dejándome todo el espacio.
Apreté a la mujer contra la pared y seguí besando su boca, mordiendo sus labios… Indiqué a mi esclava que la tocara y, mientras le sobaba las tetas y chupaba sus pezones, yo susurraba al oído de la desconocida percibiendo por momentos como aumentaba su excitación. El hombre que acompañaba a aquella mujer vino a situarse junto a mi esclava. Empezó a tocarla de forma precipitada y ansiosa hasta que ella le indicó que fuese con más cuidado, entonces aquel hombre se marchó a otra zona de la sala.

Mis dedos exploraban el coño empapado de la desconocida. Se los metía hasta el fondo y la apretaba. Ella gemía. Luego se los sacaba y le frotaba el clítoris. Al tiempo mi lengua lamía su cuello, sus hombros…, alternando los lametazos con mordiscos.

-¿Te gusta? –Le pregunté.
-Sí.
-Eres una perra. –Le dije.
-Sí. –Respondió.
-Díme que eres una perra.
-¡Soy una perra!
-¿Vas a hacer todo lo que yo te diga?
-Sí.
-Ponte de rodillas y cómete mi polla.

Aquella mujer se arrodilló y acercó su boca a mi polla, tragándola y lamiéndola con su lengua. Alcancé a mi esclava, que permanecía a mi lado, y la besé.
-¡Mi dueño! –Dijo en ese tono de complicidad que conozco bien.
-¿Te gusta esta perra, y lo que hago con ella?
-Sí, mi dueño. Me gusta esa perra, y me gusta como la manejas.
Tiré de los brazos de aquella mujer, para que se incorporase. Cuando estuvo de pie le dije…
-Ven con nosotros.
-No puedo.
-Sí puedes, ven con nosotros.
-No puedo hacerle esto. –Dijo refiriéndose a su acompañante.
-No te preocupes, él está a lo suyo, te traeremos aquí en un rato. ¡Ven!

Pasé mi brazo por su cintura y se dejó llevar. Cogí a mi esclava de la mano y salimos los tres de aquella sala.
Avanzamos por el local, la desconocida un paso por delante, empujada por mi mano en su cintura. Mi esclava tras de mí, llevada de la mano. Llegamos a un pequeño habitáculo donde había una zona tapizada a modo de amplio sofá cama. Había una pareja tumbada e hice que la desconocida se tumbase al otro lado. Me coloqué entre ella y la pareja, dando la espalda a estos, mientras mi esclava permanecía de pié, frente a nosotros.

-Tranquila. –Dije a la mujer, mientras le pasaba un brazo bajo su cabeza.

Hice un gesto a mi esclava que se situó, agachada, entre las piernas de la desconocida, y empezó a tocarle el coño. Con la mirada me hizo saber que estaba muy mojada. Poco a poco, y con la destreza de quien sabe lo que hace, mi esclava fue metiendo todos sus dedos en el coño de aquella mujer, hasta que introdujo toda su mano. La desconocida gemía cada vez más, suspiraba, intentaba retorcerse pero yo la mantenía en la posición que deseábamos. La tranquilizaba y al tiempo la excitaba susurrándole al oído. De tanto en tanto la besaba y ella respondía con su boca abierta y su lengua ávida.

En el rostro de mi esclava vi estaba disfrutando con lo que estaba haciendo. Su mano seguía en el interior del coño de aquella mujer, moviéndola rítmicamente; ahora despacio, ahora follándola con el puño de forma salvaje. La mujer, a mi lado, gemía de placer.
En ese momento apareció el tipo que la acompañaba, situándose junto a mi esclava.

-¡No le estarás haciendo daño! –Dijo, pero intentó meter también su mano, con la precipitación que le habíamos advertido antes, en el coño de su pareja.
-No le hago daño -respondió mi esclava-, sus gritos y gemidos no son precisamente porque lo esté pasando mal. Pero si tú metes la mano de esa forma seguro que la dañas.
Miré a mi esclava que captó de inmediato mis intenciones. Se puso de pie y arrastró consigo a aquel tipo que la siguió como lo haría un perrillo faldero. Cuando me quedé a solas con la desconocida, aunque la pareja que encontramos al llegar permanecía en el mismo lugar pendiente de lo que hacíamos, le metí mi mano en su mojado coño y la follé con fuerza. Con las arremetidas de mi puño su sexo salpicaba y empapaba mi brazo como si tuviese abierto el surtidor de una fuente. Aceleré mis movimientos y ella gemía más, casi gritaba. Entonces dejé que apretase sus muslos atrapando mi mano y mi brazo. Seguí con los movimientos, ahora decreciendo la intensidad, mientras ella gozaba de un intenso orgasmo.

Cuando dejó de hacer fuerza con sus muslos, saqué despacio mi mano empapada y acaricié su vientre. Estaba toda sudada. Su pecho subía y bajaba acompasado a su respiración. Besé sus pezones y busqué su boca.

Pasados unos minutos me incorporé e indiqué a ella que hiciera lo mismo. De la misma forma que la traje la conduje por el local, de la cintura, hasta que llegamos a la sala donde se encontraba la mazmorra. Al entrar vi como aquel hombre, la pareja de la mujer desconocida, estaba sujeto en la cruz sobre una de las paredes de la habitación. Junto a él, mi esclava jugaba con su polla erecta, dándole pequeñas palmadas con la mano. Varios hombres y mujeres, contemplaban a cierta distancia la escena.
Me acerqué a mi esclava, la besé y le pregunté si todo iba bien. Su respuesta fue que sí, que estaba controlado.
En el centro de la estancia había una especie de plinto elevado con la superficie acolchada, coloqué a la mujer con las manos apoyadas sobre él, dando la espalda a su pareja que permanecía sujeto a la cruz. Levanté el culo de aquella perra, empujando su cabeza para que la apoyase en la camilla, separé sus piernas y toqué su coño con mis dedos, seguía mojada. Le follé el coño con los dedos, gimió. Luego le metí un dedo en el culo, dos, tres… Follé su culo con los dedos y se fue dilatando y abriendo. Alterné con palmadas sobre sus nalgas, dándole cada vez más fuerte. El sonido de los palmetazos animó a dos hombres, y alguna mujer, a acercarse a la perra, y empezaron a rozarla furtiva y suavemente en los brazos y la espalda.

De nuevo la penetré en el culo con mis dedos, luego, despacio, fui moviéndolos y empujando hasta meterle la totalidad de mi mano. Los otros hombres y mujeres ya la tocaban abiertamente, ella respondía facilitando el acceso de aquellas manos a sus tetas, a su coño, o abría la boca para que la penetrara alguna polla.

Mi esclava, entre tanto, seguía jugando con el hombre que, sujeto a la cruz, no perdía detalle de lo que acontecía alrededor de su pareja. Pellizcándole los pezones, arañándole el torso con las uñas, golpeando o masturbando su polla…

Por un momento dejé a la mujer en manos de los otros que la rodearon al instante. Me acerqué a mi esclava y la hice arrodillar ante mí, poniéndole la polla ante sus ojos. La tragó con deseo y la chupó como solo ella sabe hacerlo. Le pasé un condón con el que cubrió mi verga y regresé al grupo que se había formado en torno a la perra desconocida. Aparté a un tipo que estaba tras de ella y la enculé agarrándola fuertemente de las nalgas, clavándole mis dedos, palmeándola con toda la fuerza que en ese momento podía follé su culo.

Pegados a nosotros, el resto de los presentes follaban, mamaban pollas, tocaban a la perra, la pellizcaban, la palmeaban… Gemidos, susurros, calor, sudor, algún grito, olor a sexo, orgasmos…
Mi esclava había soltado al hombre que vino hasta el grupo, me aparté y abrazó a la mujer.

-¿Estás bien? ¿Estás bien? –Preguntaba el hombre. Pero ella apenas podía responder, desmadejada y rota en esos momentos.
-Sí, estoy bien. -Alcanzó a decir ella, mientras el hombre la abrazaba y la cubría con su cuerpo.

Poco a poco, los demás se fueron apartando y saliendo de la estancia, silenciosos. También mi esclava y yo nos marchamos con una sensación que ambos compartíamos, aquel hombre, pareja o no de ella, había ido a aquel lugar con esa mujer y se había encontrado con una desconocida que le superaba en mucho y él había terminado escaldado aquella noche.
 
 Relatos Donatio
 
TESTIMO amoR meu
Sempre teu
SiR

miércoles, 7 de diciembre de 2011

POR COMPLETO ENTREGADA A MI,,,,








Tu entrega es total,,,,
Quiero esa entrega total y sin condiciones,,,,

Y es lo que me das,,,, TODA TÚ,,,,

TESTIMO,,,, TESTIMO,,,,

Ets el meu gran tresor puteta i bruixeta meva,,,,

Sempre teu amoR meu

SiR

viernes, 2 de diciembre de 2011

martes, 29 de noviembre de 2011

CARICIAS PROHIBIDAS,,,,









mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Me gustan esas caricias prohibidas contigo,,,,
Una tras otra,,,,

Testimo bruixeta y puteta del meu cor,,,
El meu gran tresor,,,,

Sempre teu

SiR




viernes, 25 de noviembre de 2011

LA PRIMERA VEZ,,,,


la primera vez, que me dijiste "testimo",,,,
la primera vez que nos tomamos la mano,,,,
la primera vez que me besaste,,,,
la primera vez que te conocí de verdad,,,,
la primera vez que testimé,,,,
la primera vez que soñé contigo,,,,
la primera vez que sentí algo por ti,,,,
la primera vez que me equivoque contigo,,,,
la primera vez que llevaste mi alma a las estrellas,,,,
la primera vez que me hiciste sentir especial,,,,
la primera vez que llore por ti,,,,
la primera vez que sufrí por amor,,,,
la primera vez que te lleve a  casa,,,,
la primera vez que fui solo a verte,,,,
la primera vez que te robe un beso,,,,
la primera vez que nos sentamos en el mar,,,,

la primera vez,,,,
la primera vez que te tapé los ojos,,,,
la primera vez que fuimos al cine,,,,
la primera vez que disfruté contigo,,,,
la primera vez que jugamos,,,
la primera vez que te tocaron otros y otras,,,,

¿Recuerdas?
¿la primera vez?

la primera vez siempre fue algo especial para mí, hasta ahora,,,,


TESTIMO amoR meu
Sempre teu
SiR

martes, 22 de noviembre de 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

No Existe El Tiempo

 


No existe el tiempo cuando pienso en ti, mis entrañas me requieren sabiendo que no puedo soportar estar sin tu presencia, todo es vano sin tus caricias, tus besos, tus deseos hacia mi cuerpo.

El reloj de mi existencia se detiene cuando tu imagen aparece en mi memoria, sólo quiero tener tu aliento rozando mi piel, tus labios llenándose de mi esencia que se derrama al sentirte, secar mi humedad por todo aquello que la provoca.

Soy un halo de sensaciones que se transporta hacia la nada, donde quiero encontrarme contigo para no tener otros ojos que nos vigilen, sólo el roce de nuestros cuerpos, tu piel sobre mi piel, la boca que me excita recorriéndome, los ojos que me incitan devorándome con la mirada, el calor desprendido de tu intimidad cubriéndome entera para saciarme de ti.

No existe el tiempo si estoy contigo, a pesar de la distancia, de la luz que se apaga, de los instantes que no ocurren, de todo lo que nuestro mundo nos impide, porque pienso en ti y soy la dueña de mis propios pensamientos, ese espacio en mi mente que es mío a través de tu persona. 

Sentí tu presencia y me sentí, somos uno más allá de las palabras, por encima de las promesas, al margen de los contratos que hacen esclavos en el deseo, por eso nos movemos en nuestro espacio, sin límites, hacia donde nuestros sueños nos dirigen.

No existe el tiempo ni existe el miedo, soy yo por encima de todas las cosas, nada me asusta, nada me detiene, mis manos recorren mi cuerpo buscándote, mis dedos entran en mí pensando que lo haces, imagino y creo la realidad de los deseos, el placer me posee, la piel se tensa, eriza, prepara, el corazón late sin pausa, mis músculos me avisan de lo que es, a pesar de no tenerte a mi lado, a pesar de poseerte en mis sueños, a pesar,,,, el placer llega, me cubre, me toma, me hace ser. Llena de mi esencia, saboreo mi alma, vuelvo a encontrarme, siendo.



TESTIMO amoR meu
Sempre teu
SiR

miércoles, 9 de noviembre de 2011

ME APETECE...

JUGAR CONTIGO,,,,

TOCARTE Y QUE TE TOQUES,,,,

BEBERTE Y QUE ME BEBAS,,,,


APRISIONARTE Y DEJARTE INDEFENSA PARA QUE SEAS MIA,,,,



LLENARTE DE PETALOS Y PERFUME,,,,


SABOREARTE POR TODAS PARTES,,,,

Y ABRAZARTE,,,,


La meva preciosa sumisa,,,,
bruixeta del meu cor,,,,
El meu gran tresor,,,,

TESTIMARE SEMPRE



Sempre teu
SiR

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Deseo bailar contigo amor mío


¿Recuerdas nuestra melodía de amor?
esa balada que nos gusta tanto;
deseo bailarla contigo amor, toma mi
mano y rodea mi cuello, quiero
sentir tu cercanía, tus brazos en mi
sintiendo el calor que me
dejas, pegadito a ti y mirando tus
ojos que amo tanto
y que me embelesan.
Suavemente y despacio, ya voy
percibiendo tu perfume, escucho
además tus latidos amor mío, y
te miro más, ¿sabes?
te quiero besar,,,, te beso lento,
al compás de esta dulce melodía,
testimo,,,,,,,,,,, no necesito decir tu
nombre, sabes que me refiero a ti,
que bien se siente amor estar a
tu lado, casi te he amado en este
momento de amor bendito,,,,
Sigue mi amor, llévame más lento
y luego dulcemente detente para
tocar mi cabello y mirar mis ojos
de hombre enamorado, bailemos
amor, tus brazos son mi refugio,
mi vida y mi luz, ya tienes contigo
a tu tarde gris, tómala, mímala
y mírala, me dijiste que una
hora entera lo harías,,,,
Deseo bailar contigo amor mío
por el resto de mi vida, testimo,,,,
 testimo demasiado,,,,
eres lo que siempre
había esperado.
Repite la melodía mi vida,
que recorra nuestras almas
y nos miremos tanto
sigamos a paso lento
abrázame fuerte amor
como si fuera el último
abrazo,
bailemos amor,
siempre el baile
de nuestra melodía
y de nuestro amor,,,,
duele, lo sé,
a cada uno nos duele,,,,
pero te prefiero así
con esa magia
de la distancia que
no tenerte conmigo,,,,

Besos amor, besos eternos,,,,



TESTIMO bruixeta meva,,,
el meu gran i unic tresor,,,

Sempre teu

SIR



viernes, 28 de octubre de 2011

El Restaurante

Sentados frente a frente en la mesa de un pequeño restaurante. Una copa de vino daba paso al inicio del evento, el brindis de rigor hizo que el tibio caldo resbalase por la garganta dejando en sus bocas un agradable sabor afrutado.

Pidieron la cena, y empezaron con una conversación trivial, cuánto tiempo  hacia que no se veían, cómo les había ido hasta ahora, qué habían hecho. En fin, miles de preguntas con fáciles e intuitivas respuestas. Entre sorbo y sorbo sus miradas se hacían más incisivas y profundas, se deseaban y  ambos lo sabían  pero no era el momento ni el lugar adecuado,  tenían que esperar.
El camarero hizo su aparición con los primeros platos, y tras brindar de nuevo por su reencuentro, empezaron a probar el suculento manjar.

Pero ella no podía esperar, estaba ansiosa y necesitaba que él lo supiera,  así que descalzando uno de sus  pies,  lo deslizó bajo la pernera del pantalón tejano de su amigo, rozando suavemente con sus dedos la pierna, escalando centímetro a centímetro por la estrechez del pantalón, jugueteando con el vello de la pantorrilla que a su vez cosquilleaba su planta, hasta llegar casi a la rodilla, donde el paso se hizo imposible de franquear.

Los ojos de él, atónitos ante la situación inesperada, expresaban sorpresa  y una media sonrisa se escapaba de su boca.
¿Qué haces?- preguntó
¿Te gusta? pues calla, y  relájate- le contestó
¿Cómo que  me relaje? Eso es imposible, me estás poniendo cardiaco.
Shuuuu.... le dijo ella, déjame y disfruta
 
Retiró el pie del lugar donde la estrechez impedía de todas todas poder seguir por el camino elegido, así que lo intentó de nuevo, ahora por fuera del pantalón,  apoyándolo   contra el muslo, y reptando  poco a poco hasta llegar a la entrepierna, masajeando con los dedos el abultado sexo  que ante la situación había endurecido.

Dejó que el pie reposara unos minutos sobre él,  mientras que con  la planta y con los dedos  ejercía una suave presión como si de un acelerador se tratara, suave, muy suave, recorriendo toda la zona que se endurecía y aumentaba con los pequeños golpes.

Con un dedo  del pie arañaba la cremallera de arriba a abajo solicitando permiso para entrar. El sonido metálico que ello producía le estremecía.

El semblante le cambiaba  por momentos,  la situación se hacia excitante y a la vez embarazosa. No podía controlarla  y eso aumentaba el fuego interno que le estaba consumiendo.
Los  comensales de las mesas de alrededor cenaban  totalmente ajenos a lo que estaba sucediendo a tan sólo unos metros de distancia y esa situación le estaba poniendo a cien.

Ella seguía clavando sus ojos en los suyos, no dejaba  de mirarlo, estaba disfrutando viéndolo así,  indefenso, excitado, pero sin poder actuar. La situación era provocadora, y el morbo aumentaba sólo de pensar que alguien pudiera descubrirlos.
En un momento dado, y en un alarde de osadía, se arrimó al máximo a la mesa, y utilizando el mantel como aliado  se cubrió de cintura para abajo, desabrochó el pantalón y bajó lentamente la cremallera, separando todavía más las piernas y apoyando la espalda contra el respaldo de la silla, adelantó las caderas para facilitar la entrada de ese pie femenino, suave y a la vez frío, casi helado, que le  hizo estremecer.

Necesitaba un poco más de vino, su garganta no tragaba con la fluidez que debiera, y los bocados se atragantaban a su paso, la cena estaba resultando alucinante.

Sin demora, ese peculiar apéndice atravesaba el umbral que dejaba abierto el paso, cambiando del tacto áspero del tejano a la suavidad del tejido del  calzoncillo que como fiel guardián resguardaba un sexo ya húmedo del que no era dueño.

Mientras, arriba en la mesa, se seguía el protocolo adecuado, degustando el vino que acompaña esa cena tan especial. Cada bocado era acercado de manera sensual a esa boca que entreabierta lo aprisionaba con sus dientes, y el masticar suave y sugerente le hacían estremecer. La lengua, de vez en cuando se asomaba tímidamente  por esa cueva nacarada para ser aprisionada suavemente por unos dientes  deseosos de morder, y con la punta mojaba esos labios ardientes de deseo.

Seguir una conversación estaba siendo imposible, cada pequeña presión de los dedos, ahora ya acariciando y masajeando sus testículos era un pequeño sobresalto.

Su cerebro se veía obligado a batallar en dos flancos a los que debía  atender y controlar  si quería salir victorioso.

El brillo de sus ojos se hacía cada vez más evidente, los destellos que provocaban no se sabía muy bien si eran debidos a la bebida o a la excitación que le estaba provocando las miles de sensaciones que le llenaban la mente.

Siempre bajo el anonimato que le proporcionaba el mantel, bajó un poco los calzoncillos para que el pene, erecto ya, pudiera  sentirse liberado, lo que fue aprovechado sin dilación por ese pie que al igual que un depredador hambriento fue en  busca de su presa.

¡Que agradable sensación para ambos! los dedos acariciando ese proyectil que apuntando hacia arriba se sentía aprisionado entre la piel suave del pie y la de su propio vientre, pero seguía sin poder moverse, ni gesticular, sin poder demostrar el menor síntoma de placer. Le hubiera gustado  jadear, gemir, chillar pero no podía, la educación, los buenos modales, el saber estar, se lo impedían. Las limitaciones eran su propia cárcel.

Ella seguía disfrutando viéndolo sumiso, indefenso, ante su maquiavélica fantasía, ahora sólo prevalecían sus deseos y él lo sabía y no estaba dispuesto a renunciar a ello.

La aparición del camarero de nuevo, dio paso a una pequeña tregua. Unas suculentas fresas con nata pretendían culminar una cena diferente.

El primer mordisco a una roja y jugosa fresa recubierta de nata se contrarrestaba con un nuevo toque, ahora de arriba a abajo, cubriendo ese sexo que ya no atendía a razones sólo a impulsos de las miles de sensaciones que le llegaban y que no podía controlar. Su mente transformó la fresa en su propio  pene  y  sintió como  el mordisco quemaba su alma, y  la nata que la cubría se convertía en  semen que se derramaba, “a punto de nieve” por encima de su vientre.

Bajo la cabeza y cerrando los ojos abandonó por unos momentos la vida terrenal en ese restaurante, para perderse en un universo de luces diminutas. Minutos después recuperó el aliento y al abrir los ojos todavía los pequeños resplandores perduraban en su mente.

Los cafés fueron el último pretexto para recuperar  la compostura y volver a recolocar cada cosa en su lugar.


Al salir del restaurante, la sonrisa del camarero les dio a entender que la escena no había pasado desapercibida para unos ojos acostumbrados a intuir lo que ocurre debajo de las mesas.

TESTIMO bruixeta meva
Sempre teu
SiR